En honor al 50 aniversario de su estreno, la película más legendaria de todos los tiempos fue reestrenada este pasado mes de febrero. El público clamaba de ilusión y esperanza ante la posibilidad de ver la mejor película de todos los tiempos en la gran pantalla. Todas las generaciones se reúnen para celebrar el gran hito cinematográfico histórico.
Entran al cine condicionados, saben que van a disfrutar de la mejor película de todos los tiempos según infinidad de amigos, familiares, conocidos, medios, revistas… No pueden criticar, sus manos están atadas, a nadie le apetece ir en contra de ideas taladradas en el cerebro.
El Padrino es la película más sobreestimada y sobrevalorada. Se la toma como una revolución, la gran precursora de un nuevo cine donde los malos pueden ser protagonistas, que trata un tema a través de una lente nueva, técnicamente sublime, música impresionante, trama perfecta, a veces no se si hemos visto la misma película.
Yo veo El Padrino como un simple drama familiar, no demasiado distinto a El Verdugo de Berlanga, aunque sí que bastante más aburrido, un hijo (no exactamente en el caso de El Verdugo) está obligado a continuar con el negocio familiar ligeramente sangriento, quieran o no. ¿Dónde está la novedad?
Ahora es cuando se salta al cuello: “Es la forma de tratar a los personajes”; “Nunca antes se había tratado también a personajes moralmente dudosos”… La respuesta es muy sencilla: “¿Qué más da?” ¿Por qué importa que sean los primeros, cuando de hecho no están ni cerca de serlos, si está vagamente trabajado?
La trama es muy sencilla, no hay ninguna idea revolucionaria que se introduzca, el tratamiento de los personajes es estándar (da igual que para la época esté por encima de la media, estamos en 2022, no 1972, debemos pensar como tal), nos quedan los aspectos técnicos.
Generalmente yo tengo un gran problema cuando alguien dice: “la cinematografía es preciosa”, “la música acompaña perfectamente a la trama”, “gran actuación”, “muy buen guión”… Parece que uno fuerza los piropos y alabanzas a lo técnico porque lo artístico no tiene mérito, cuando dices: “buena cinematografía”; también indicas: “no me ha transmitido ideas o emociones relevantes que siempre tienen más valor que una foto tomada siguiendo unos valores formulaicos y reproducibles”.
No puedo entrar en detalle sobre la trama, hay gente que todavía no la ha visto, y a toda esa gente yo la invito a verla, pero entrando con una mente crítica, sin haberte tragado toda la propaganda, y dispuesto a crear una opinión propia.