Esperaba ansioso desde hacía tiempo el concierto de Redd Kross en el Antzoki de Bilbao. Y el sabor que me quedó fue un poco agridulce. Porque tal vez me esperaba más de estos cuatro californianos. Y no me malinterpretéis, el concierto fue muy bueno, pero cuando hablamos de una banda tan “de culto” y con un repertorio tan sobresaliente, esperas ese pequeño extra que marca la diferencia entre un concierto muy bueno y uno soberbio.
Y por qué digo que el concierto no fue soberbio? Pues porque hubo dos partes bien diferenciadas, que se fueron entremezclando a lo largo de todo el show. Por un lado, las canciones más power-pop, de preciosas melodías e impecable ejecución. En este apartado podemos destacar una “Mess Around” absolutamente perfecta, una “Annie’s Gone” deliberadamente más lenta que su versión en estudio pero igualmente preciosa o una “Jimmy’s Fantasy” sublime, todo un himno grunge.
Pero hubo otra serie de temas, los de corte más punk “costa oeste” de sus primeros trabajos, que lastraron un poco el nivel general del bolo. Porque son temas buenos, sí, y ellos son los putos Redd Kross, sí, pero ese punk facilón lo hacen otras seiscientas mil bandas más, y algunas mejor que ellos. En cambio, es en el terreno más melódico donde son absolutamente imbatibles.
Merecen una mención especial las composiciones de su último trabajo, “Researching the Blues”, que gana enteros a cada nueva escucha. Los temas de este álbum, caso de “Uglier” o de la homónima “Researching the Blues” fueron de lo mejor del concierto, temazos se mire por donde se mire, que combinan las melodías marca de la casa con un ligero poso punk que les da un toque muy interesante. Dentro de unos años serán igual de clásicos que las composiciones de “Third Eye” o “Show World”.
Cabe destacar el equipo que utilizaron los hachas para hacer sonar sus riffs. Si Jeff McDonald utiliza su arsenal habitual de guitarras Guild, con sonido en teoría bastante clásico, es curioso ver cómo en cuanto a amplificación se decantó por un Mesa Boogie Dual Rectifier, todo un “must” de los metaleros. Y algo parecido ocurrió con Jason Shapiro, que para hacer sonar su Gibson Les Paul utilizó ni más ni menos que un Van Halen 5150!!! Si antes del concierto hubiesen hecho una porra sobre los amplis que iban a utilizar, dudo que nadie hubiese apostado por estos dos!
Como resumen, se puede decir que nos ofrecieron algo más de una hora de buenrrollismo donde todos los presentes dejamos nuestras preocupaciones mundanas en la puerta de entrada al local y nos dedicamos a disfrutar y a cantar “Crazy World” y “Deuce” (sí, la de los Kiss). Todo un lujo poder disfrutar de estas leyendas de la música moderna en un escenario como el del Antzoki.
Keep on Rockin’!
Dr. Pretorius