¡Hola de nuevo! El Dr. Moreau está que se sale y no se pierde una. Hoy os cuenta sus impresiones sobre el doble concierto de Iron Maiden y Anthrax. ¡Leed, maldit@s!
Mi primera cita con la Doncella. Algo que tenía pendiente. Por fin iba a ponerle remedio. El 29 de mayo era el día, la segunda fecha de la gira «Maiden England 2014», y allí iba a estar yo…
Problemas de logística y tráfico hicieron que llegara tarde al BEC y, al entrar, ya estaban los Anthrax enfrascados en lo suyo.
Formados a principios de los 80 en Queens (NY), fueron uno de los 4 grandes nombres del thrash metal, junto con Metallica, Megadeth y Slayer. La banda está integrada hoy en día por cuatro de los cinco miembros de la formación más gloriosa del combo: Joey Belladona (voz), Scott Ian (guitarra), Frank Bello (bajo) y Charlie Benante (batería). Sólo pude verlos media hora; pero bastó para disfrutar de algunos de sus clásicos, como «Indians», «I am the law» o el cover de «Antisocial». Dedicaron a Malcolm Young una versión bruta de «TNT» y poco antes de las 20:00 se despidieron.
No sonaron muy allá, lamentablemente. La velocidad que imprimen a su música, unido a una ecualización deficiente convirtieron sus canciones en una bola de graves en la que sólo se podía entender (y no siempre) la voz de Joey.
Pasadas las 20:30, empezó el plato fuerte del menú. Por los altavoces sonó «Doctor, doctor» de UFO, después una intro orquestal que me hizo dudar si estaba en un concierto de Maiden o de Epica, y después, La Doncella De Hierro comenzó su show de la misma manera que comienza su disco «Seventh son of a seventh son»: los ocho versos de la intro dieron paso a «Moonchild», después vino «Can I play with madness» y luego retrocedieron hasta 1982 para tocar «The prisoner».
Siguieron con «2 minutes to midnight», una (para mí) inesperada «Revelations» y así llegaron (llegamos) al núcleo duro del concierto, al clímax, ya que cayeron seguidas «The trooper»(donde Bruce se vistió con casaca roja y ondeó la Union Jack como si estuviera en Waterloo),»The number of the beast»(en la que apareció el demonio en el escenario) , «The phantom of the opera» y «Run to the hills» (donde Eddie se vistió de general Custer y se dio un paseo)
El apoteosis siguió con «Wasted years», que dio paso a «Seventh son of a seventh son», en la que contaron con un órgano de tubos como los de las iglesias, que le dio un toque muy teatral a la puesta en escena.
Para terminar, nos dejaron «Wrathchild», «Fear of the dark» e «Iron Maiden» en lo que fue un repaso de hora y media a los 7 primeros álbumes de la banda. Los más conocidos. Los de los años dorados.
En el bis, nos obsequiaron con «Aces high» (Churchill’s speech incluído), «The evil that men do» y como colofón, «Sanctuary». Despúes, aunque la gente pidió más, se marcharon.
Un buen espectáculo el que se vio. La escenografía se basó en el mismo escenario de la gira del «Seventh son..» y sobre esta base, fueron intercambiando los telones del fondo, Eddie apareció de muy variadas formas, hubo pirotecnia…
Fue una grata sorpresa observar que, pese a ser gente entre 57 y 60 años, aún están en buena forma física. Bruce Dickinson estuvo muy activo durante todo el concierto y mejor de lo que yo esperaba de voz (después de haber visto como están otros como Ian Atsbury o David Coverdale, confieso que tenía miedo). Por Steve Harris parecen no haber pasado los años, y el resto de la banda (Adrian, Dave y especialmente Janick) también se entregaron. Un poco más renqueante me pareció Nicko McBrain.
Pero (siempre hay un pero) fue una verdadera pena que el sonido no estuviera a la altura del resto del evento. El volumen fue correcto; pero el sonido de las guitarras falló: hubo momentos en los que no se escuchaba ninguna (¡y había 3!), algunos solos empezaban a oírse tarde y en general, no se notaba definición. Iron Maiden se caracteriza por un sonido de guitarras dobladas muy melódicas, bastante tapping…y eso no se escuchó bien, no llegué a oír todas las notas de la melodía de «The trooper», p.ej. Una pena y un motivo de enfado, porque cuando vas a un evento en el que pagas 66 euros por sentarte a verlo en una silla de plástico de una grada plegable, deberías poder escuchar todo bien. Nadie te puede garantizar que el repertorio te vaya a gustar; pero la parte técnica está (o debería estar) en manos de profesionales y tendría que sonar perfecta. Y como no fue así, algo que podría haber sido inolvidable, se queda en bueno a secas…
Próxima parada: concierto de Scorpions en el ARF. Os iré informando…
Texto y fotos: Dr. Moreau Frankensguitar