El principio de funcionamiento de la guitarra consiste básicamente en 6 cuerdas dispuestas a lo largo de un mástil dotado de trastes perpendiculares a las cuerdas.
Cuando pulsamos las cuerdas comienzan a vibrar y producen los sonidos que llegan a nosotros, amplificados por la caja de resonancia o a través de las pastillas hacia un amplificador, según sea el caso.
Al pisar la cuerda sobre el traste, lo que hacemos es variar momentáneamente su longitud, haciéndola más corta para producir sonidos más agudos, o más larga para producir sonidos más graves.
La separación entre trastes está concebida para hacer subir la altura del sonido medio tono en un determinado traste respecto al anterior.
Si la cuerda 1ª al aire, sin pulsar ningun traste, es MI, en el traste I es FA, en el II es FA#, en el III es SOL y así sucesivamente.
En el siguiente gráfico se representan los nombres de las notas producidas por cada cuerda al ser pulsada en cada traste, hasta el traste XII. En el traste XII las notas son iguales a las cuerdas al aire, pero una octava más alta. En el traste XIII, igual que en el I, pero una octava más alta, y así sucesivamente.
La 1ª cuerda aparece nombrada como C1, la 2ª cuerda como C2, la 3ª cuerda como C3, la 4ª cuerda como C4, la 5ª cuerda como C5 y la 6ª cuerda como C6.
Los trastes aparecen identificados con números romanos y se suelen señalar con puntos los trastes III, V, VII, IX, XII, XV, XVII, XIX, XXI y XXIV.
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