¿Que qué es el Shuffle de Kansas City, Igor?
(¡Vea la maldita película! Su trama, su desarrollo, así como su banda sonora son magníficas; por no hablar de los personajes.)
En “El Caso Slevin” o “Lucky Number Slevin”, amigo mío, la clave de todo es el 7. Es el afortunado número de la buena suerte; muy arraigado a la superstición y por ende a la religión.
El 6 es el número del Diablo, del Mal, de la mala suerte, del mal fario. El 7, en cambio, es el número de Dios, del Bien, de la buena suerte. Hay infinidad de referencias que lo convierten en el número fetiche, y en torno al cual giran escuelas de pensamiento esotérico como la Cábala y la Numerología; con un tremendo arraigo en el Judaismo. Y, en “El Caso Slevin”, todo está relacionado y resulta engañoso. El 7 no es más que la desafortunada trampa que activa los acontecimientos que dan lugar a esta historia.
7 son los días de la semana. 7, los pecados capitales. 7 es el número del caballo de la apuesta. Todo empieza a las 4 y 37. Y 7 son los personajes principales de esta trama.
Bruce Willis hace de Goodkat (gato bueno). Morgan Freeman es El Jefe. Stanley Tucci interpreta al Detective Brikowski. Y Ben Kingsley es El Rabino…
Pero centrémonos en la parejita. Lucy Liu haciendo de Lindsey y Josh Hartnett, de Slevin Kelevra. (Kelevra en hebreo significa «perro malo»)
Cuando están juntos, la trama cobra unos tintes detectivescos muy dinámicos que, entremezclados con el candoroso romance, dan una nota de divertido color al transcurso de los acontecimientos y, sobre todo, arrojan luz sobre los misterios que esconde la historia.
Resulta curioso que, siendo una pareja detectivesca, se haga mención a Colombo y a James Bond, que son dos solitarios investigadores.
Y, sin embargo, no se menciona a ninguna de las parejas que cuajan la literatura del género. Como por ejemplo, Hercules Poirot y el Capitán Hastings o Sherlock Holmes y John Watson. Personaje, éste último, que interpreta en Elementary la propia Lucy Liu.
Normalmente, la dicotomía de los personajes que componen estas singulares parejas suele compensar las carencias recíprocas. Don Quijote y Sancho Panza, Sherlock y Watson. Equilibrio entre mentes desenfrenadas y pies asentados en lo terrenal. Y, además, generan un diálogo literario muy práctico.
Pero Slevin y Lindsey no son, en verdad, una pareja detectivesca, porque en realidad, la única persona que investiga y tiene algo que descubrir es ella. Ella es Colombo, ella es Bond.
Pero, ¿y qué hay de Hercules Poirot y el Capitán Hastings?
Preguntémonos por un momento qué impacto o relevancia tiene el Capitán Hastings en la resolución de los casos que investigaba Poirot.
Watson aportaba equilibrio, pragmatismo, realismo y una perspectiva y dimensión más humanas; lo cual podía ser clave a la hora de resolver los misterios o encauzar las pesquisas. En definitiva, compensaba las carencias de Sherlock.
En cambio, el Capitán Hastings era un tonto rotundo e irredento que no aportaba absolutamente nada a Poirot y menos aún a la resolución de los casos. El Capitán Hastings era un recurso, el idiota al que Poirot explicaba sus razonamientos para que se entendiera por dónde iban los tiros. Y ese idiota, muy señor mío… ¡es usted! Usted, lector, espectador, es el Capitán Hastings al que hay que explicárselo todo.
¡Qué! ¿Cómo se ha quedado? ¡Muerto, ¿verdad?!
Como decía, no puede haber Shuffle de Kansas City sin un cadáver. Y ésa, amigo mío, es nuestra especialidad. ¡Igor, trae el carromato! Ya tenemos sujeto con el que experimentar.
¡Inga, vaya preparando el laboratorio! ¡Frau Brujer… KRA-KOMB, NIIIIHAHAHAHAHA… dele al violín!
Ah, por cierto, sólo hemos enunciado 6 personajes.
Y, quién es el 7º en discordia, se preguntará. Pues el protagonista del incidente que provocó toda esta historia; el catalizador: Slevin, el caballo con dorsal número 7 de la apuesta, naturalmente. ¡Que todo hay que explicárselo!
¡Sí, Igor, ya sé que yo también soy el idiota al que se lo explican todo!
¿Pero sabes quién eres tú y cuál es tu utilidad en estos artículos…? ¡¿Capitán Hastings?!