El mundo está lleno de cosas maravillosas: la comida, el fútbol, la música, el mar, el dr. Hackenbush, la nocilla del Mercadona… y el sexo, claro. La entrada de hoy reúne dos de estos elementos (el sexo y yo) para duplicar el placer que os proporciona la lectura de mis entradas.
Como bien indica el encabezado, hoy vamos a lanzarnos con el sexo explícito en el cine comercial; por lo tanto, algunos avisos:
1- Es una entrada +18, por lo que si tienes menos de 18 años pero eres adicto a las lecturas del dr. Hackenbush, pide a tu padre, madre, abuela o tutor legal que te la lea.
2- Por sexo explícito nos referimos a todo aquel sexo plasmado en pantalla que esté siendo realizado entre los actores sin que exista simulación alguna: coitos, felaciones, masturbaciones y mil y un perversiones más.
3- Por cine comercial nos referimos a todo aquel cine donde, en teoría, el argumento prima sobre el sexo. Queda claro, pues, que películas como Eduardo Manospenes no entra en la categoría de cine comercial.
Bien, llegados a este punto, toca confesar que soy uno de esos espectadores que no soporta la mojigatería en el cine. Por ejemplo: El protagonista y su esposa fornican salvajemente como si no hubiera un mañana (sin que veamos un huevo ni un triste pezón, obviamente), y al día siguiente, y tras chorrocientos años casados, ella se tapa las tetas con la sábana cuando despierta, no vaya a ser que su marido, que anoche hacía el pino puente con ella, se las vea. Esto es algo que a mi, particularmente me desquicia por irreal; me hace ser plenamente consciente de que estamos ante una película en la que la protagonista no desea mostrar sus pechos en público y me saca de la ficción. Punto.
A mediados de los 90, Lars Von Trier y Thomas Vintenberg publicaban el Manifiesto Dogma´95, con una serie de normas elaboradas para, esa era la intención, reinventar el cine y acercarlo más al realismo. La primera película de la lista Dogma, Celebración, del propio Vitenberg, es un crudísimo drama familiar de los que te agarran por los huevos y que fue premiado en el festival de Cannes con la Palma de Oro, pero hubo que esperar hasta 1998 para que Von Trier llevara el sexo explícito al realismo del cine Dogma.
Lo hizo con Los idiotas, una marcianada acojonante de película en la que una serie de personas decide abstraerse de la sociedad en que viven haciendo el gilipollas, tal cual suena. Nunca he tenido claro si estamos ante una genialidad o ante un truño del tamaño de Canadá, pero lo cierto es que nos dejó un momento glorioso del sexo explícito como es el de la orgía de pseudotontos que podéis ver al comienzo de este clip
http://xhamster.com/movies/265412/the_idiots.html?embed=view
El director danés, bastante proclive a tratar el sexo en su filmografía, prepara en estos momentos Nymphomaniac, de la que estrenará dos versiones, una abiertamente pornográfica y otra censurada que le permita una exhibición internacional más amplia. Para ello cuenta con la participación de Willem Dafoe y Charlotte Gainsbourg (a quienes ya dirigió en Anticristo, de la que hablaremos otro día), además de Uma Thurman, Shia LaBeouf o Stellan Skarsgaard entre otros.
Se apunta incluso a la posibilidad de que la versión cañera (donde todos los actores relevantes dispondrán de dobles de cuerpo, que no se emocionen fans de Uma) pueda ser estrenada en el próximo festival de Cannes, después de que levanten el castigo al que sometieron a Lars tras unas declaraciones polémicas sobre Hitler. Por cierto, el cartel promocional de la película, es un ejemplo claro de cómo el cerebro humano traduce las cosas.
Dejando al danés a un lado, lo que no cabe duda es de que, con los nuevos tiempos, el sexo tiene cada vez más presencia en nuestras pantallas; y series como Los Soprano, Juego de tronos o Spartacus no se cortan a la hora de mostrar desnudos integrales sin que eso afecte a la calidad del producto o lo convierta en mero mercadeo carnal. Aún así, en la segunda mitad de los años 70, ya se estrenaban películas de alto contenido sexual como El imperio de los sentidos, de Nagisa Oshima y que aún hoy permanece censurada en muchos países, o Calígula, producida por Penthouse.
No faltan quienes afirman que muchos directores se sirven de escenas de sexo explícito para buscar la publicidad, sin que éstas respondan a ninguna necesidad argumental. Es una de las principales críticas que recogió Vincent Gallo tras estrenar The brown bunny en el festival de Cannes 2003. La verdad es que a mi la película se me hizo bastante aburrida, con Gallo viajando de aquí para allá con intención de olvidar a la mujer de su vida. Nada fuera de lo habitual hasta que, al final, Chloë Sevigny va y le hace una mamada de campeonato al bueno de Vincent, que por aquel entonces era su pareja en la vida real.
Chloë Sevigny ya había participado en una película polémica como Kids, de Larry Clarke, (autor también de Ken Park, y a quien algún crítico ligeramente conservador llegó a considerar tendente a la pedofilia), pero atreverse a realizar una felación completa tal y como lo hace en la película era algo arriesgadísimo para una actriz que ya había trabajado con gente como Von Trier (está en todas este tío) y que había sido coprotagonista de la oscarizada Boys don´t cry. Por mi parte, respeto enormemente la valentía de Sevigny y me alegro de que supiera encarrilar su carrera de nuevo (Jarmusch, Allen, Herzog, Fincher, de nuevo Von Trier o la segunda temporada de American Horror Story, por ejemplo) a pesar de que tuviera que aguantar ser expulsada como cliente de la agencia de representación que manejaba su carrera a causa de la dichosa escena.
El mejor homenaje que puedo hacerle, es recordar aquí la felación en cuestión.
http://www.pornhub.com/view_video.php?viewkey=1197489350
La otra cara de la moneda la vivió Kerry Fox, quien obtuvo un Oso de Plata en Berlín por Intimidad, galardonada a su vez con el Oso de Oro. Una película arriesgada y con escenas explícitas junto a otras simuladas (no llega a producirse penetración entre los personajes) pero donde el sexo es elemental para comprender la historia y la personalidad de sus protagonistas.
http://www.xvideos.com/video1438511/kerry_fox_-_intimacy
Películas como Romance X o Baise Moi (Fóllame) se mantienen en la línea que separa la pornografía del cine comercial, con abundancia de sexo en ambas y con participación de gente como Rocco Sifredi en la primera de ellas y de la difunta Karen Lancaume en la segunda, ambos estrellas del cine porno. Otras, como 9 songs, en cambio, desconciertan absolutamente a éste quien os escribe.
Nunca está de mas hacer referencia a este título de Michael Winterbottom; no en vano estamos en una web donde la música es el elemento principal, y en 9 songs podemos ver y escuchar a Franz Ferdinand, Black Rebel Motorcycle Club, The Dandy Warhols o a Super Furry Animals, por ejemplo, porque la pareja protagonista acude a varias actuaciones musicales en directo. El resto del tiempo, entre canción y canción, podemos ver como se va desarrollando su relación a través de escenas sexualmente explícitas que acaban siendo lo único de interés (y según para quién, para otros ni eso), en una película fallida que obtuvo el premio a la mejor fotografía en el Zinemaldi de Donosti; supongo que en parte por reconocer el esfuerzo de Winterbottom por hacer algo arriesgado y diferente.
Yo, a pesar de que acabé la película perdidamente enamorado de la naturalidad de Margot Stilley, prefiero otras películas de Winterbottom, menos estimulantes pero más entretenidas, como Camino a Guantánamo o 24 hour party people.
http://www.xvideos.com/video133657/margot_stilley_sex_tape_video_naked_sex_scene_
También resulta llamativa la carrera de John Cameron Mitchell, quien había debutado en el cine escribiendo y dirigiendo uno de mis musicales favoritos, Hedwig and the angry inch (recomendable al 110%), lo que le convirtió, inmediatamente, en un director al que había que seguir. Pues bien, ni corto ni perezoso, cinco años después presentó Shortbus, su segunda película, con el sexo puro y duro como argumento y con algunas de las escenas más arriesgadas que se han visto en el cine comercial (incluyendo una eyaculación en la propia boca, por ejemplo). A pesar de ello, y a diferencia del caso de Winterbottom, creo que salió muy bien parado de la experiencia y Shortbus es, cuando menos, una película interesante.
Para dejar claro de lo que estamos hablando, he aquí un vídeo que recoge la mayoría de escenas explícitas de la película
http://www.youporn.com/watch/132081/shortbus-the-best-sex-scenes-by-yafar/?from=search_full&pos=1
Y podría seguir citando películas como La novia de Lázaro, Batalla en el cielo, All about Anna (producida en parte por Zentropa; sí, la de Von Trier, qué cosas) o Destricted, porque cada vez es más habitual encontrarnos con que el sexo se convierte en algo explícito en pantalla, en algo natural que cada vez se esconde menos. Aún así hay que tratar de ser hábil para manejarse con ese material; hay grandes diferencias entre Intimidad y 9 songs, por poner un ejemplo, pero ambas contribuyen, a su modo, a que el sexo no se convierta en el chivo expiatorio del cine actual, donde lamentablemente es más facil ver sesos desparramarse en el asfalto que un pezón desnudo.