Voy aprovechar estas lineas para presentar a un miembro colaborador.
Cuando el doctor Frankenstein creo a la novia del Frankenstein, contó con la ayuda del Doctor Pretorius, en este caso un poco de ayuda no esta mal. Entonces yo he optado por llamar al Doctor Pretorius, y aquí tenéis su primera entrada en la web. Espero que la disfrutéis.
Comenzamos aquí una serie (esperemos que larga y fructífera) de artículos en los que analizaremos diversos aspectos de la música en directo, basándonos siempre en conciertos a los que habré asistido. Así, opinaré, entre otras cosas, sobre los equipos de directo de los músicos, su sonido, tanto individual como colectivo, diversos trucos, habilidades o herramientas que me hayan resultado chocantes o interesantes, etc. Quiero dejar claro que lo que aparezca en estos artículos bajo mi firma serán opiniones totalmente subjetivas, nunca verdades dogmáticas. Dejar también claro que aquí no se van a encontrar críticas a los conciertos al uso. Para eso ya existen multitud de revistas, fanzines y webs donde podéis encontrar críticas más o menos brillantes describiendo los conciertos. Lo que pretendemos ofreceros aquí es un acercamiento al sonido de los distintos grupos en directo, desde diversos ángulos.
La Noche da comienzo con White Cowbell Oklahoma. Este grupo practica un rock duro con tintes sureños, digamos que algo en la onda de clásicos del estilo como Blackfoot o Molly Hatchet, pero menos refinado. Además, debido al uso de ese instrumento rockero por antonomasia que es la sierra eléctrica, nos viene a la cabeza otro nombre como Jackyl.
Lo primero que llama la atención son sus tres hachas. Todos ellos conectados a unos Marshall JCM 2000, pero con tres herramientas de trabajo bien distintas: Les Paul, Strat y SG. Mi primera impresión, sobre todo al ver la SG, fue de cierto rechazo, porque tengo que confesar que le tengo pánico a esa guitarra. Por alguna extraña razón que no alcanzo a comprender, el 95% de los guitarristas consiguen sacar un máximo de 2 sonidos a esta guitarra: o un sonido agudo típico de Angus Young, o un sonido denso, pesado, típico de Tony Iommi y toda esa legión de seguidores suyos surgidos en los últimos tiempos. Pues bien, el guitarrista que calzaba la SG es de esos extraños casos en los que, sobre todo en los solos, conseguía un sonido bastante redondo, muy setentero, pero muy dulce. La strat aportaba ese toque con más ataque, más afilado y más agudo. Y respecto al sonido de una Les Paul enchufada a un Marshall, poco voy a descubrir a estas alturas de la película. Ese sonido dulce a más no poder, que nos trae a la memoria a gente como Slash o Page.
Otra cosa que me encantó de este grupo es que ¡el bajo se escuchaba limpio y nítido! Algo que no soporto es un sonido de bajo embarullado, sin definición y que no aporte más que ruido, algo muy típico por otra parte en el rock actual. En cambio, en los WCO daba gusto poder escuchar esas líneas de bajo sureñas. Una batería sencilla y contundente, con un sonido seco, empastaba perfectamente con el nítido sonido del bajo, dejando espacio suficiente para las tres guitarras. Destacar también el hecho de que cualquiera de las tres guitarras ofrecía labores tanto de rítmica como de solista, lo cual siempre puede dar quebraderos de cabeza al técnico de sonido, sobre todo si los guitarristas no van equipados con un booster o una distorsión adicional para los solos. Desde el lugar donde yo me encontraba en la sala, delante y a un lado del escenario (la verdad es que es el peor lugar posible para escuchar un concierto) sí que se notó un poco de falta de chicha en algunas partes solistas, pero conociendo a los técnicos de sonido del Antzokia, seguro que si me hubiese puesto a ver el concierto en una ubicación más centrada el sonido hubiese sido impecable.
A continuación saltaron al escenario Cody y Luther Dickinson. Los dos hermanos venían con la intención de ofrecernos un show de blues eléctrico con tintes folk e incluso soul. Al venir ellos solos, sin contar con la presencia de un bajista que le dé cuerpo, empaque y contundencia al sonido global, la verdad es que era bastante escéptico respecto a lo que se iba a escuchar esa noche, pero aunque no se puede decir que en determinados momentos un bajo hubiese sido un gran punto a favor, también es cierto que llevaron la música a su terreno, y con algunos trucos que comentaré a continuación, supieron llenar gran parte del espacio musical que existe en su repertorio.
A nivel guitarrístico lo que más me llama la atención de Luther es que parece que ha encontrado “su” sonido, y que tenga lo que tenga entre manos va a sonar siempre “igual”. Da lo mismo que tenga una Gibson, una caja de puros o un palo de escoba con una lata (atentos a las fotografías, que no tienen desperdicio!), porque ese sonido grave, hueco, denso pero nítido a la vez sale de sus dedos, no de su ampli (un JCM 800 y un Twin Reverb, casi nada!). Ahora comprendo de dónde salió el sonido de ese “Warpaint” de mis queridos Cuervos de Atlanta, y de dónde salió gran parte de la influencia para aquellos temas que no entran a la primera escucha como puede suceder con los de álbumes como “Shake your money maker” o “Southern harmony and musical companion”, pero en los que con cada nueva audición te van entrando un poco más y en los que vas descubriendo nuevos detalles cada vez. Ese sonido se adapta perfectamente al repertorio de blues y folk que manejan los Dickinson, como anillo al dedo.
La técnica de Luther con la guitarra es prácticamente calcada a la del gran Mark Knopfler, atacando las cuerdas directamente con la mano derecha, con ésta en posición semicerrada, y utilizando el pulgar para crear las líneas de bajos mientras que con el resto de dedos crea las melodías. También usa bastante un truco muy de Knopfler que consiste en atacar la cuerda con el volumen de la guitarra a 0, para a continuación subir el potenciómetro de volumen arrastrando el dedo meñique de su mano derecha sobre el mismo, mientras sigue tocando con el resto de dedos. Esto produce un “efecto violín” que, si no se abusa de él, la verdad es que queda muy logrado, y Luther lo clava.
Esta forma tan particular de tocar la guitarra es una de las razones por las que no se echaba tanto en falta a un hipotético bajista. Otras razones las deberíamos buscar también en la batería, ya que Cody empleaba diversos trucos para llenar el espacio sonoro. En primer lugar, el más obvio, es el empleo del goliath como base para llevar el tempo en muchas ocasiones. Con esto, lógicamente, consigue muchos más sonidos graves con los que dar empaque al sonido global. Pero claro, si no llevas el tempo con el charles, pierdes el efecto “cola” que tienen los platos y que también ayuda a llenar el espacio sonoro. Cómo solucionar esto? Pues en vez de usar una baqueta para tocar sobre el goliath, usa una maraca en forma de tubo y… voilà! Efecto cola conseguido! Otra cosa que me llamó la atención del estilo de Cody es que utiliza un charles sin pedal, permanentemente cerrado, y que coloca a su derecha. De esta forma consigue tocar con técnica de brazos abiertos con el charles, sin tener que desrrollar la técnica de músicos como el alemán Klauss Hessler. Éste toca abierto pero con el charles a la izquierda, lo que presenta grandes ventajas a nivel de ejecución, pero muchos inconvenientes a nivel técnico y de interpretación si ya has interiorizado la técnica de tocar cruzado durante años.
En un par de temas Cody se calzó una guitarra acústica para acompañar a su hermano. El sonido que brotaba de ella era excesivamente agudo, llegando incluso a ser molesto. Digamos que éste es el único borrón que se le puede achacar a la actuación de esa noche.
Algo que me llamó la atención fue el hecho de que todas las guitarras eléctricas que usó Luther tenían una marcada inspiración de la Gibson ES-335 (ya fuese una Hagstrom, o una Vox a medio camino entre una 335 y una Yamaha SG). Este chico sabe lo que quiere y sabe cómo conseguirlo.
Como colofón, pudimos ver a Cody tocando su tabla de lavar conectada aun wah-wah, con la que conseguía sonidos bastante marcianos. No creo que consigan un hit-single utilizando este truco, pero no deja de ser algo curioso y original, y deja patentes las ganas de este dúo de ir un paso más allá y no quedarse anclados, aunque respetando siempre la tradición del sonido del sur de los Estados Unidos.
Un último apunte: en medio de una canción intercalaron un fragmento del “hear my train a’ comin’” versión Hendrix, y la verdad es que, tocando con una Gibson ES-335 y con los dedos, Luther conseguía sonar muy parecido a Hendrix!! Lógicamente no sonaba igual (NADIE suena como Hendrix, aunque The Brew se acerquen mucho hoy día) pero sí muy muy parecido.
Así que de todo este concierto se puede sacar una conclusión muy clara: cuando eres uno de los mejores guitarristas del mundo tienes muy claro qué sonido quieres y lo consigues aunque toques con una caja de puros.
Doctor Pretorius.