Gran concierto el que pudimos ver sobre el escenario de la sala Rockstar Live el pasado 17 de julio. En primer lugar quiero dejar constancia de que me parece un auténtico lujo poder ver sobre el escenario de una sala en Bilbao a uno de los personajes más carismáticos de la historia del rock, alguien que con su sola presencia ya es capaz de llenar el escenario.
Y si además se rodea de una banda como la que le acompaña en esta gira , tenemos el espectáculo asegurado. Con un show de poco más de 2 horas centrado en los clásicos de Guns and Roses y en los temas de su último disco en solitario, nada podía fallar. He de admitir que tal vez no sea todo lo imparcial que debería con este hombre. Partimos de la base de que, en mi opinión, “Appetite for Destruction” es uno de los mejores discos de la historia del rock, y tanto el “Lies” como los “Illusions” me parecen una pasada. Y desde que el Dr. Frankensguitar me descubrió el año pasado el último disco de Slash en solitario, ha sido uno de los discos que más he escuchado en los últimos meses, máxime después de ver el gran show que ofreció en el Azkena Rock Festival de 2010, donde estuvo prácticamente a la altura de los mismísimos KISS, que actuaron ese día a continuación. Es cierto que el disco tiene un sonido muy metalero en comparación con los G’N’R clásicos, que tenían un sonido de guitarras mucho más setentero, pero es un disco con una producción perfecta, donde se escucha hasta el mínimo detalle, y donde cada cosa está en su sitio. Además, las canciones son en general bastante buenas, manteniendo casi todas ellas un nivel compositivo muy alto, y el contar con voces como las de Lemmy, Andrew Stockdale, Ozzy o el propio Myles Kennedy le da un plus extra a este LP. Incluso Fergie de “the Black Eyed Peas” suena cañón!
Volvamos al show de la Rockstar. Lo que allí pudimos ver fue ni más ni menos que lo que esperábamos, una banda entera tocando por y para Slash, mientras éste disfrutaba como un niño tocando riff tras riff y solo tras solo. Casi siempre estuvo con su Les Paul al hombro, que sólo se quitó para colgarse una Gibson Explorer negra cuando necesitó sonar más metalero. El equipo básico de este hombre ya lo conocemos todos: Les Paul Standard, ampli Marshall AFD100 Slash signature con pantallas 4×12 con un precioso logotipo en el que se puede apreciar la figura de una chica con chistera abierta de piernas, y wah wah Dunlop SW-95 Slash signature, con un extra de ganancia para los solos.
La banda que le acompaña en esta gira suena supercompacta. Tal vez el que pase más desapercibido sea el segundo guitarra,Bobby Schneck, del que hablaremos más adelante. El bajista, Todd Kerns, es un tío que derrocha carisma y simpatía, con un estilo algo menos punk que el de Duff, pero también muy sleazy. Además canta genial. Las segundas voces que le hizo de apoyo a Myles fueron estupendas, e incluso se permitió el lujo de cantar una canción. Aquí quiero hacer un inciso. Tras verles en Barakaldo el día 17 de julio, les pude ver de nuevo 5 días más tare en el High Voltage Festival de Londres, y me parece digno de mención el hecho no sólo de que variasen parte del repertorio, sino que incluso el bajista volvió a cantar una canción, pero en este caso fue otra distinta! (en Barakaldo hizo “We’re All Gonna Die” mientras que el Londres cantó “Doctor Alibi”, ambas del último LP de Slash). El batería, Brent Fitz, estuvo en su sitio, con una gran pegada y un muy buen tempo, haciendo en todo momento lo que requerían las canciones. Todos sabemos que las canciones míticas de los gunners tienen partes de batería muy “marca de la casa” (véase como ejemplos “Nightrain” o “Rocket Queen”), y éstas sonaron clavadas a las originales, lo cual es de agradecer, ya queeso era exactamente lo que los fan queríamos oír. Y qué decir de la voz de Myles Kennedy. Confieso que aún no le he prestado atención a Alter Bridge, pero sólo viendo lo que ha hecho con Slash, tanto en estudio como en directo, este tío se merece todo mi respeto. A nivel de carisma, por supuesto, no le llega a Axl ni a la suela de los zapatos, pero con su forma de cantar se le puede perdonar ese detalle.
Respecto a Bobby, el segundo guitarrista, digamos que tenía dos sonidos muy diferenciados, para lo que usaba distintos equipos. Cuando tenía que sonar a G’N’R tiraba de una telecaster o de una Meyer con perfil telecaster., todo con pastillas de bobinado simple. De esta forma conseguía ese sonido setentero típico del Appetite o del Live… like a suicide, 100% Izzy. En cambio, para las canciones del último disco de Slash se colgaba guitarras con pastillas de doble bobinado, una tipo Gibson SG (pero que no era Gibson) y una gran guitarra blanca con un perfil típico de Washburn o de BC Rich. De esta forma obtenía un sonido mucho más metalero y moderno, acorde al sonido de dicho LP.
Ocasionalmente Myles también se colgaba una guitarra, fundamentalmente para hacer rítmicas metaleras de apoyo mediante la técnica de “palm mute”.
En cuanto al repertorio, los fans de G’N’R posiblemente tuvimos más de lo que hubiésemos esperado, ya que esa noche pudimos escuchar Nightrain, Rocket Queen, Civil War (con el guiño final al Voodoo Child de Hendrix, que ya hiciera en el tour de los Illusions), Sweet Child O’ Mine, My Michelle, Paradise City, el solo de El Padrino (que para mi ya es parte del repertorio de los gunners) y una Patience que me puso los pelos como escarpias, y que dio mucho juego en la parte final para que el público corease el tema.
Resumiendo, un gran show de rock’n roll con mayúsculas, sudoroso, intenso y con un Slash que, si bien no va a pasar a la historia por su técnica depurada (como se pudo apreciar en la parte final del solo de guitarra), sí que lo va a hacer (si es que no lo ha hecho ya) como uno de los tíos más carismáticos de este mundillo. Sólo por escuchar ése mítico solo con wah-wah de Sweet Child O’ Mine ya mereció la pena asistir.
Keep on Rockin’!
Dr. Pretorius