El sexo vende, y desde DrFrankensguitar aun recuerdan uno de sus más leídos post «El sexo explicito en el cine comercial”, por ello voy ha hacer una crítica sobre la crítica de una de las partes del triunvirato del ocio del último fin de semana ( junto a los carnavales y San Valentín).
Me he hartado a ver críticas sobre la película “50 Sombras de Grey” , en su inmensa mayoría con calificativos como; “Decepción”, “50 shades of coñazo”, “Farsa Made in Holliwood” o “Pésima en el mal sentido”.
Pocas veces se vio tan claro la diferencia entre el espectador medio y el crítico o la crítica. Los críticos y sus acólitos entendidos en cine como de costumbre solo tratan de mostrarse trascendentales a costa de atizar a todo lo que se mueve, menos a sus queridísimas películas Iranís.
Entender el cine hoy en día como única y exclusivamente arte trascendental es de tener muy poca amplitud de miras.
No seré yo el que defienda el cine “Made in Holliwood”, pero expresamente el que nace queriendo venderse como un ejercicio de arte supremo, cuando no es más que un producto mercantil, es el que menos aguanto.
Y “50 sombras de Grey” no es eso. Es un producto comercial, un muy buen producto. Nacido desde la mayor de las conciencias comerciales (especialmente la película).
El libro se convirtió rápidamente en Bestseller, y estaba claro que estaba destinado a ello porque nace de una trilogía donde el primer libro en ningún momento cierra la historia que se cuenta.
A partir de ahí la maquinaría ya estaba en marcha. Una maquinaria que empezaba con una novela un tanto controvertida pero con las medidas exactas de los condimentos para ser el libro de cabecera de un segmento. El producto fue mejor de lo esperado y sobrepasó todos lo segmentos a los que se pensaba destinado, así que el siguiente paso era claro; la trilogía fílmica.
Pensar que las películas no iban a ser diferentes de los libros es ser muy ingenuo.
La película es un buen producto hollywodiense, es una buena adaptación de la primera de las novelas algo nada sencillo, y más cuando en la historia de las adaptaciones literarias al cine, son más las que naufragan en el intento que las que lo hacen bien. Todo ello sin hacer una película infinita,como en otros casos, 118 llevaderos minutos.
Luego están los que pensaban que verían una película como si de Von Trier haciendo “Dogma” se tratase. Que es Hollywood hombre… que las películas tiene que calificar dentro de un encorsetado sistema de calificación y que en la mente de los productores siempre está el no pasarse para que no tengan que limitar en salas y horarios la emisión. Se comenta lo light que ha quedado, seamos sinceros en “Eyes wide Shut” , “Instinto básico” o similares tampoco vemos más de lo que se ve en “50 sombras de Grey”.
Personalmente desde el inicio pensaba que el elenco no era nada acertado.
No parecía Dakota Jhonson la mujer más exuberante para protagonizar a una sexy Anastasia Steel.
Jamie Dorman, venia precedido de su éxito en “Erase una vez” pero también parecía que le faltaba algo para el enigmático y oscuro Christian Grey.
Pero he de admitir que minuto a minuto Dakota me convencía con su Anastasia, y consigue transmitir las características de la protagonista; una chica tímida, introvertida, curiosa pero con carácter suficiente dentro de su fragilidad.
No ha sido así el caso de Jamie, al que ni dos horas de película han conseguido que identifique con Christian.
Una factura técnica sin excesos pero sin defectos firman y redondean esta cinta que es lo que es, el que lo quiera ver bien, y el que no que lo critique.
Pero señores el producto está ahí y sus siguientes partes llegarán con el mismo éxito que esta primera parte. Y es que, el sexo vende!