El concierto que ofrecieron Black Country Communion en el ARF’11 fue con seguridad uno de los mejores de toda esta edición del festival.
Este «supergrupo» en toda regla, liderado por el incombustible Glenn Hughes (Trapeze, Deep Purple, Hughes – Thrall, etc), lo completan Joe Bonamassa (que posiblemente sea el mejor guitarrista de blues de la actualidad), Jason Bohnam a la batería (con sólo escuchar ese apellido se me ponen los pelos de punta) y Derek Sherinian en los teclados (Planet X y Dream Theater, o lo que es lo mismo, que ha tocado con los dos mejores baterías de hard-metal del mundo, Portnoy y Donati). Su estilo es muy setentero, con grandes riffs, con un estilo bastante zeppeliano en muchas canciones, pero también se notan otras múltiples influencias en su estilo, no siendo Led Zep una influencia tan evidente como les ocurre a Rival Sons. He de decir que este bolo fue mi segunda vez con Hughes. Y me dejó igual de flipado o más que la primera (que fue el año pasado en Londres en el concierto de Heaven & Hell de homenaje a Ronnie James Dio). Este tío es pura energía y tiene una voz privilegiada! Cuando veo el California Jam de los Purple en DVD, me cuesta creer que, 38 años después, este tío siga teniendo esa voz! Además es energía pura! Qué dominio del escenario! He visto a muy poca gente capaz de llenar un escenario como lo llena este hombre. A pesar de tocar a plena luz del día, es capaz de hacerse con un público que no es enteramente suyo a base de puro y duro CARISMA, así, con mayúsculas. Además, toca el bajo genial! Para este proyecto ha dejado de lado su vena funk presente en sus últimos proyectos en solitario, y se ha convertido en un gran bajista de hard rock, creando junto a Jason y Derek la base perfecta para las canciones. Porque en este grupo el teclista no es un solista al estilo John Lord. Aquí Derek Sherinian no se luce, pero realza las canciones de manera sutil y con mucha clase.
Respecto al batería, digamos que si no le comparamos con su padre y maestro (lo cual, queramos o no, es inevitable) y tratamos de verlo objetivamente, hemos de decir que estamos ante un gran batería de hard rock, con una gran pegada, muy buen tempo, y que tal vez adolezca un poco de la falta de groove y la originalidad de los ritmos de su progenitor (escuchad temas de Led Zeppelin como «what is and what should never be», «good times, bad times», «the ocean» o «out on the tiles» y sabréis de lo que estoy hablando). Respecto a Bonamassa, decir que su carisma en escena, al menos con este proyecto, es inversamente proporcional a su calidad como guitarrista. El tío es como un témpano de hielo (cosa que no ocurre cuando toca con su grupo, como pudimos comprobar en el bolo del año pasado en el Kafé Antzokia de Bilbao), pero hay que quitarse el sombrero ante él. Todos sabíamos que es el «nuevo Clapton», con un estilo blues británico sutil y preciso. Pero con BCC se ha destapado como un genial guitarrista de hard rock setentero, capaz de codearse con los grandes de este estilo. Con unos cabezales Marshall JCM 2000 y una Les Paul Standard, obtiene un sonido denso pero muy definido. Además, como dice un amigo mío, es de esos guitarristas a los que se les oyen todas las notas, con una técnica depuradísima, y que no precisa de efectos, ni palancas con puentes Floyd Rose, ni nada por el estilo. Todo sale de sus dedos. También le pudimos ver brevemente con una Les Paul negra con el nombre de «Bonamassa» en la chapa que protege el hueco de acceso al alma en la pala. No sé si será un modelo especial de Gibson hecho para él, dado que la Les Paul Joe Bonamassa Signature es una Les Paul Studio con acabado en marrón claro.
Glenn Hughes tocó con un bajo estilo Precision (del que no pude averiguar la marca) conectado a un ampli Laney Nexus Tube de 400W RMS con una pantalla Laney NX 810. Sacó un sonido seco, nítido, pero con bastante cuerpo. Digamos que no es un típico sonido hard-rockero, pero es que Hughes tampoco es un típico bajista hard-rockero!
El equipo de Sherinian consta de un teclado Korg midi y de un Nord Electro 3 (del que es endoser). Bonham toca tras una DW con unos toms y bombo enormes y con platos Zildjian tamaño XXL (setentero a más no poder).
Tras haberlos visto también en Londres, un mes después del ARF, he podido sacar alguna conclusión. En Londres, por ejemplo, Bonamassa y Sherinian tuvieron mucho más protagonismo. Bonamassa jugaba en casa, y a Sherinian se le escuchaba bastante más alto. Por otro lado, Hughes no estuvo tan sumamente apabullante como en Vitoria. En cambio, Bonham se mantuvo a un nivel bastante similar en ambos bolos. Es decir, que dado que estamos hablando de gente con más tablas que la fábrica de Ikea, si uno, por la razón que sea, no termina de estar al 110% (que es lo que pide Hughes a sus chicos, seguro), los otros se encargan de llevar el peso del concierto.
Resumiendo, esperemos que este proyecto tenga continuidad y la respuesta por parte del público que se merece, para que sigan teniendo una producción discográfica abundante (2 discos en menos de un año y un DVD en camino, así da gusto), y que no sea el grupo paralelo de nadie, sino el grupo principal de todos. Y esperemos que se animen a hacer una gira como cabezas de cartel, porque ver a grupos de este nivel encima de un escenario es siempre un privilegio.
Un saludo, rockeros, de parte del Doctor Pretorius!
Foto y texto de Doctor Pretorius.