A estas alturas de mi vida tengo bastante claro el estilo de música que me gusta y en un 90% de las veces no me salgo de ello. Soy un rockero clásico, con raíces en el blues y el country, ése es el estilo que “domino” y del que me puedo estar horas y horas hablando con mis amigos rodeado de katxis de cerveza.
Pero de vez en cuando viene bien regar los oídos con diferentes manjares. Algo de rock progresivo por aquí, un poquito de folk por allá, o incluso algo de pop por acá. Y es en ese acercamiento a sonoridades menos habituales a las que estoy acostumbrado en el contexto en el que me he rendido a la última entrega de los catalanes Big Bang, que bajo el título de “Vacío” nos presentan 10 temas difícilmente encajonables en ninguno de los estantes de nuestras tiendas de música favoritas.
Porque a priori se podría definir este disco como “metal” en su sentido más amplio, pero quedarse ahí sería, como comentaré más adelante, como mirar sólo en la superficie del océano sin meter siquiera la cabeza bajo el agua. Digamos que el “metal” suele ser, salvo contadas excepciones, un estilo bastante lineal, mientras que la propuesta de Big Bang es cualquier cosa menos lineal.
Su base rítmica, formada por Siscu Carrasco a la batería y Frederic A. Torres al bajo, posee más groove que el 99% de bandas de metal actual, recordándome bastante a la base rítmica de Rage Against The Machine.
Y qué decir de las guitarras de Francisco Rubiales? Sus arreglos, que dejan respirar a cada una de las canciones en todo momento, potencian el gran groove de la base rítmica antes comentado, y su gran mano derecha, a medio camino entre la fuerza llena de feelin’ de Jimi Hendrix (la intro y el riff principal de “Danzarás” es 100% Hendrix) y el elegante funk metal de Nuno Bettencourt, llevan a las canciones a territorios que posiblemente tus oídos no hayan explorado nunca antes.
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Todo el conjunto se completa con la voz de Manuel Rubiales, que con sus letras en castellano susurra, canta y ruge utilizando su voz como un instrumento más, creando atmósferas más que melodías.
Cada uno de los temas que componen el disco logra mantener la tensión del oyente de principio a fin, gracias a lo cual consigue algo que no suelen conseguir los discos que normalmente están en las estanterías de “metal”: que no me aburra a la cuarta o quinta canción porque me parecen todas iguales. “Vacío” no es un disco fácil, pero es un disco con el que no vas a querer darle al botón de stop antes de llegar al final.
Retomemos un poco el tema del estilo. Ellos se autodefinen como rock/metal alternativo, pero en sus canciones se escuchan también ecos de hard-rock clásico, grunge (“Bajo el Sol” podría aparecer perfectamente en el último disco de “Quaoar”, los estandartes del grunge progresivo en Euskadi)… incluso el breve interludio central de “Cerrar un Ciclo” recuerda a “Wheater Report”, los maestros del Jazz Fussion! Es más, os reto a que escuchéis un tema como “Sobrevive” y me digáis qué estilo de música es, porque no me atrevo a definirlo de ninguna manera! Bossa-nova-rock, tal vez?
Merece también una mención especial la magistral producción a cargo del propio Francisco Rubiales. Ha conseguido eso que tanto nos gusta a los melómanos, y es que se escuche TODO y que, con cada nueva escucha del disco, se aprecien detalles que en anteriores ocasiones se nos hayan podido pasar por alto.
En resumen, un pedazo de disco muy ecléctico pero no por ello impersonal, sino más bien todo lo contrario. Ahora sólo falta ver si en directo son capaces de mantener el nivel mostrado en estudio. Creo que un doble cartel con mis amigos de Space Octopus sería el marco perfecto para disfrutar de la música de Big Bang.
Keep on Rockin’!
Dr. Pretorius