AZKENA ROCK FESTIVAL 2017

25 de junio de 2017. Toca hacer balance de lo acontecido en Vitoria-Gasteiz los dos días pasados, y para ello voy a centrarme en 3 aspectos fundamentales.

Comenzaré con lo vivido musicalmente en este ARF. Voy a dar sólo una breve opinión de lo que vi durante un tiempo suficiente, porque el solape de actuaciones y las cervezas compartidas con amigos hacen que sea imposible disfrutar de todo lo que ofrece el cartel del festival.

El viernes llegamos mientras estaban descargando los vitorianos The Soulbreaker Company, que ofrecieron un bolo lleno de calidad y de psicodelia. Personalmente prefiero sus temas de corte más rock clásico, pero esta otra faceta suya también es genial, aunque tal vez no enganche tanto a la primera escucha.

The Soulbreaker Company By RhythmAndPhotos

A continuación, Tygers of Pan Tang ofrecieron lo que se espera de ellos, sonido clásico de la NWOBHM (New Wave of British Heavy Metal). Hicieron las delicias de los fans de Saxon y demostraron seguir estando en plena forma en 2017, no sólo a nivel interpretativo, sino también a nivel compositivo. Sirva como ejemplo el genial “Glad Rags”.

Tygers Of The Pan Tang by MusicSnapper

King’s X posiblemente sea uno de los grupos más difíciles de describir que puede haber. Fusionan elementos de rock, pop, prog, funk, heavy, jazz… Tal vez no llegasen a conectar con la gran mayoría del público del festival, pero su calidad extrema es innegable y el concierto fue realmente bueno.

King’s X by RhythmAndPhotos

Cheap Trick son los reyes del power-pop. Seguramente sean la banda más emblemática de ese estilo, que no deja de ser rock con melodías infecciosas. Pero en Mendizabala ofrecieron casi un concierto de punk-rock en cuanto a sonido y, sobre todo, actitud. Dejaron ligeramente aparcada la elegancia que se les presupone para salir a matar, y ofrecieron uno de los mejores conciertos del día. Y al igual que los Tygers, demostraron que sus últimas entregas discográficas pueden aguantar la mirada a las joyas que aparecen en el mítico “Live at the Budokan”.

CheapTrick by RhythmAndPhotos

Graveyard se salieron. He de reconocer que su nuevo batería no me gusta tanto como el despedido Axel Sjöberg. El nuevo tiene más pegada pero no tantos matices. Pero aún así se salieron. Alternan los pasajes más lentos y lisérgicos con los riffs más demoledores como nadie, y Joakim Nilsson se deja el alma y la garganta en cada nota. Puedo comprender que haya gente a la que su propuesta les parezca monótona e insulsa, pero a mí me flipan.

Graveyard By MusicSnapper

El siguiente concierto del viernes, el del cabeza de cartel del festival por derecho propio, John Fogerty, ha pasado ya a la historia del ARF. Dentro de unos años, cuando la gente discuta rodeada de cervezas que cual ha sido el mejor concierto de la historia del Azkena, éste de Fogerty aparecerá mencionado en la lista junto con el de los Who, el primero de los QOTSA o el de los Screamin’ Cheetah Wheelies, por mencionar unos pocos.

Si soy sincero, le tenía perdida la pista a este hombre desde que publicó “Blue Moon Swamp” (1997), y la verdad es que me esperaba a un entrañable viejecito con una acústica al hombro con el volumen al mínimo y una voz apenas decente rodeado de una gran banda que soportase el peso del show. Pero lo que presenciamos los allí presentes el pasado viernes fue de traca! Tras una larga presentación en vídeo que por un momento me hizo temer lo peor, apareció Fogerty con su bandaza para ofrecernos un concierto sublime y del cual llevó él mismo el peso en todo momento, gracias a su exquisita guitarra y a su casi perfecta voz. Se atrevió incluso a sacar lo que desde la lejanía parecía una Peavey Wolfgang –modelo con la firma de Eddie Van Halen- y ponerse a hacer tapping. Y ya cuando se puso a hacer sweep picking se me cayeron los hu€v@$ al suelo! En ese momento tenía a mi lado a Pedro Ortega, profesor de guitarra de miembros de grupos que han pisado el escenario del ARF como Highlights, Quaoar y Fetitxe, y me miró con cara de alucinado y me dijo –mira!!! Como Malmsteen!!!-. Dudo que se le pueda poner alguna pega a semejante concierto. Por ser un poco tiquismiquis, dejó fuera del repertorio algún clasicazo de la Creedence, pero es que con tanto donde elegir es imposible no dejar nada fuera.

John Fogerty by MusicSnapper

Tras tamaña exhibición ya no me quedaban fuerzas para más, pero según me comentaron algunos amigos tanto los Hellacopters como los Mambo Jambo se debieron salir en sus respectivos conciertos que cerraron la primera jornada del festival.

The Hellacopters by RhythmAndPhotos

El segundo día arrancó, como ya es tradición, con un paseo por el centro de Vitoria y el concierto de rigor en la Plaza de la Virgen Blanca, en esta ocasión a cargo de Pat Capocci. Como viene siendo habitual, la organización eligió para la sesión vermouthera una propuesta de sonido añejo y con tendencia a hacer mover las caderas de los presentes. Ya no se entiende el ARF sin estos conciertos que sirven como punto de partida para que los gasteiztarras se mezclen con todos los foráneos –y algunos locales, por supuesto- de camisetas negras creando un espectacular ambiente en todo el centro histórico de la ciudad.

Pat Capocci by RhythmAndPhotos

Tras la comida en cuadrilla y la siesta cargapilas de rigor, vuelta a Mendizabala para ver a Bloodlights y su rock de alto octanaje que sirvió para ir calentando el ambiente para lo que quedaba de día. Una de esas bandas que en una sala estoy convencido de que tienen que ofrecer un show sudoroso e intenso como pocos.

Bloodlights by MusicSnapper

Inglorious eran, en mi opinión, los tapados del cartel de este año del ARF. Ya en su anterior visita abriendo para Winery Dogs nos dejaron un gran sabor de boca, pero en Vitoria superaron todas las expectativas. Un pedazo de grupo de rock clásico con un prodigioso cantante al frente, Mr. Nathan James. Señores, recuerden este nombre, porque dará mucho que hablar. Posiblemente la mejor voz masculina de la escena rock desde Myles Kennedy. Para gustos los colores, pero creo que fue el mejor concierto del festival de los nombres que venían con letra más pequeña en el cartel.

Inglorious By RhythmAndPhotos

Teníamos dudas de cómo recibiría el público del festival a Loquillo, pero viendo cómo su banda salió con una actitud ejemplar y cómo él se plantó con más chulería que nunca –si es que eso es posible- en el escenario, el público cayó rendido a sus pies y coreó cada una de esas canciones que forman parte de la historia musical de este país. Gran concierto del Loco y su troupe.

loquillo by RhythmAndPhotos

El siguiente concierto fue, junto con el de Fogerty, el mejor del ARF’18. Thunder ofrecieron prácticamente un show completo –más de hora y cuarto- en el que rozaron la perfección. Con un repertorio impecable –se tocaron el Backstreet Symphony casi entero- el señor Danny Bowes y los suyos hicieron que me quedase afónico. Hacen que ser una gran banda de hard-rock melódico parezca fácil, y ésa es su grandeza. Aunque no entiendo cómo ni ellos ni muchos otros trajeron material para vender en el merch. Yo quería una camiseta de Thunder!!

Thunder By RhythmAndPhotos

Chris Isaak y su bandaza ofrecieron lo que se esperaba de ellos. Un show elegante, sublime, aunque tal vez hubiese brillado más a una hora más temprana, porque con el cansancio acumulado tras dos intensas jornadas, a esas alturas mi cuerpo necesitaba más caña para seguir funcionando correctamente.

Chris Isaak by RhythmAndPhotos

Y caña de la buena es la que nos dieron The Cult, que se quitaron la espinita de su anterior visita al ARF con un show en el que salieron a matar desde el minuto uno y en el que, ahora sí, no se le pudo reprochar nada, en cuanto a actitud ni musicalidad, al señor Astbury.

Una vez destripado el aspecto musical, seguiré con el aspecto organizativo. Seguramente ésta haya sido la edición mejor montada de la historia del Azkena Rock. Varios elementos han ayudado a ello. En primer lugar la variedad y calidad de los puestos de comida ha sido mayor que nunca, y las colas para hacerse con viandas en alguno de los food-trucks no han sido excesiva en ningún momento. Lejanos quedan los tiempos en los que había un único puesto de bocadillos y había que pelearse a empujones con cientos de personas durante un cuarto de hora para conseguir un trozo de plástico al que llamaban “bocata tortilla de patata”. Ahora se puede comer bastante bien dentro del recinto del festival, habiendo incluso ofertas para vegetarianos y veganos.

En cuanto a la compra de comida y bebida dentro del recinto de Mendizabala, este año han incluido dos novedades. Por un lado, la pulsera-monedero, que era necesario recargar en los puestos habilitados para ello. La verdad es que pensaba que el sistema iba a ser más engorroso, pero realmente ha sido bastante ágil, con apenas colas en los puestos de carga. La segunda novedad en este ámbito ha sido la sustitución de los vasos de plástico de un solo uso por vasos reutilizables con un coste de 2 a 2,5€ y cuyo importe te era reembolsado al devolver el vaso. Un gran acierto por parte de la organización, ya que te permite el llevarte a casa un vaso de recuerdo con distintos diseños, y sobre todo un ahorro a nivel de limpieza y una mejora ecológica en general. Bravo por el que haya tenido la idea.

Otro detalle que puede pasar más desapercibido pero que ha mejorado el confort de los asistentes al evento ha sido la ampliación del número de barras para servir bebida y, sobre todo, del número y la limpieza de los baños. Esto último tal vez para mí no sea demasiado importante, pero supongo que las mujeres lo habrán agradecido. No tiene que ser lo mismo para ellas hacer sus necesidades a oscuras en una letrina inmunda que hacerlas en un baño relativamente limpio y con luz y papel higiénico.

La oferta de actividades dentro de Mendizabala también ha sido mayor que nunca. Este año, a los tres escenarios habituales, se han añadido dos carpas más en un espacio denominado “Trashville”, donde han tenido lugar conciertos en pequeño formato que han dado cabida a las sonoridades más duras del festival, así como divertidas peleas de lucha mexicana y la proyección del documental de Juanma Bajo Ulloa sobre el ARF.

Un último elemento que llamaba poderosamente la atención según entrabas en el recinto era el “Wall of Death”, una especie de tonel gigante en cuyo interior unos intrépidos moteros realizaban acrobacias al ritmo de un power-trío de stoner alojado en el centro del gigantesco cilindro.

Y en este aspecto hay que destacar, fundamentalmente, la mejoría general de la calidad de sonido y el aumento del volumen en los 3 escenarios. Este año el sonido sí que ha sido perfecto.

Para terminar esta crónica, voy a lanzarme con el aspecto, para mí, más importante del festival: el sentimental. Porque el ARF se compone de momentos, instantes que han quedado grabados a fuego en mi memoria y que hacen que esboce una sonrisa cada vez que vienen a mi mente.

Este año ha habido grandes momentos de esos, como estar en primera fila del show de Graveyard dislocándome el cuello al ritmo de “Hisingen Blues” abrazado al Dr. Schreck, o saltar mientras me destrozaba la garganta gritando el estribillo de “Dirty Love” de Thunder junto al Dr. Van Helsing.

Uno de esos momentos para recordar by MusicSnapper

Esos momentos van a ir a parar directamente al fondo de mi cerebelo, añadiéndose a otros momentos mágicos como aquel apoteósico bolo de Electric Six bajo un sol abrasador en el Azkena de 2005 junto a mi amigo Maikel, el sueño cumplido de ver a Lynyrd Skynyrd en 2012 agarrado a mi colega Koldo con un brazo mientras con el otro no paraba de secarme las lágrimas de los ojos, la pseudo-entrevista que hicimos mi brother el Dr. Schreck y yo a la base rítmica de Graveyard también en 2012, estar en la Plaza de la Virgen Blanca con mis padres viendo a Gregg Allman mientras nos tomábamos una cerveza y contemplar la cara de felicidad de mi padre, orgulloso propietario de toda la discografía 70’s de los Allman Bros., o ver a los Who el año pasado junto a mis colegas Íñigo, el Dr. Van Helsing y el Dr. Frankensguitar mientras nuestros oídos flotaban.

Porque el Azkena es sobre todo eso, momentos de felicidad compartida.

Ya ha empezado la cuenta atrás para el ARF’18.

Keep on Rockin’!

Dr. Pretorius

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