Cada año cuando se acerca la semana grande de Bilbao los rockeros nos frotamos las manos esperando los anuncios de los conciertos que va a programar el Ayuntamiento, si bien es cierto que, año tras año, esa ilusión se ha ido desviando hacia la programación de otros eventos. Lejos quedan los tiempos en que, según cuentan los más viejos del lugar, Marijaia alzaba sus brazos al ritmo de canciones de Iggy Pop o Turbonegro en conciertos multitudinarios y gratuitos programados por el consistorio bilbaíno. Ahora los platos fuertes del programa municipal son Astenagusidance, grupos de indipop patrio de esos que tocan en festivales veraniegos repartidos por toda la piel de toro… y demos gracias a que este año no han venido ni las jodidas Nancys Rubias ni Fangoria!!!
Pero tranquilos, amiguitos, porque no todo está acabado. Nuestros gobernantes no se han dado cuenta de que hace años que el Bilborock se quedó muy pequeño para los rockeros de Bilbao en fiestas, pero los programadores de las salas han descubierto un nicho de negocio en el cual programan conciertos de diferentes estilos, siempre dentro de un contexto rock, año tras año, y casi siempre con salas llenas.
En esta programación destacan salas rockeras habituales durante el resto del año como el Kafe Antzokia, el Satélite T, Stage Live, etc., a las que se unen en estas fechas otros locales que siempre han apoyado a la escena rock local, aunque no tengan la capacidad de programar conciertos tan habitualmente como ellos desearían. Dentro de este tipo de salas podemos nombrar, por ejemplo, el Coppola o el Ambigú.
Ante tamaña oferta toca elegir con tino. Este año me he decantado por tres grupos locales.
Mi Aste Nagusia rockera comenzó el sábado 20 de agosto. Con el txupinazo recién lanzado los Highlights nos congregaron en el Antzoki en lo que llamaron Highlights & Friends y que resultó ser una excusa perfecta para juntar a sus fans frente al escenario y a varios de sus amigos sobre él, desgranado gran parte de su repertorio habitual, algunos temas nuevos que formarán parte de su próximo lanzamiento –que tendremos en nuestras manos en apenas unos meses- y unas cuantas versiones de clásicos del hard rock. Yo en particular disfruté mucho de la versión del Mr. Big de Free con Jokin Salaverría al bajo, así como de canciones que son ya clásicos de la escena rock local como F.A.S.O.S. o Silver Queen. Y los nuevos temas que tocaron siguen con la línea que comenzaron a dibujar con su primer EP Storming The Gates, por lo que no creo que vayamos a salir nadie defraudado con su futura nueva obra.
Mi siguiente concierto de fiestas fue el jueves 25 de agosto en esa caldera en ebullición en que se ha convertido el Satélite T en cada uno de los conciertos que he visto allí. Si alguna vez habéis leído en alguna crónica expresiones como “rock sudoroso” pero no lo habéis experimentado nunca, haceros un favor e id a un concierto en esta sala y sabréis de qué estamos hablando.
El concierto en cuestión corrió a cargo de la banda de raíces country Dead Bronco. La mejor forma que se me ocurre para definir su música es como si Hank Williams se pusiese a cantar el repertorio de Bob Wayne, un country con espíritu punk en el que también se escuchan ecos del Hank 3 más rabioso en su faceta purista, del Gram Parsons más sensible en los temas más calmados o incluso de los Scorchers de Jason en los temas más rockeros, todo ello sin bajar la intensidad ni un solo momento.
Para rematar la noche hicimos doblete apareciendo por el Ambigú para ver cómo se las gastaban los jovencitos Purple Vellocet. Tengo que admitir que tal vez no sea demasiado objetivo con esta banda, dado que he visto a sus componentes asistir a multitud de conciertos desde hace años acompañados de sus padres cuando aún eran menores de edad, berreando en primera fila al ritmo de grupos como Radio Moscow o Dewolff, y es realmente entrañable comprobar cómo un grupo de jovenzuelos –dicho con todo el cariño y respeto- aman ese estilo de música con tanta pasión.
Purple Vellocet facturan un rock psicodélico con influencias proto-heavies en el que se entremezclan sonidos de los primeros Black Sabbath, los Doors o incluso Iron Butterfly y Uriah Heep, o si vamos a referencias más modernas, los propios Dewolff, Graveyard o The Vintage Caravan. Tal vez les falte sonar un poco más empastados en los momentos más psicodélicos de sus canciones, pero tienen riffs y melodías realmente buenas, además de unos huevos bien gordos por atreverse a utilizar el saxo como instrumento solista en ese contexto y por basar más del 90% de su repertorio en temas propios.
Purple Vellocet acaban de grabar su primer disco, “Stay Purple”, y por lo que nos han dicho están a punto de entrar en el estudio a registrar su segunda obra. Como en los 60’s, a dos discos por año!!
Mi Aste Nagusia no dio más de sí a nivel rockero. Seguro que la tuya fue distinta pero igual de interesante, sobre todo porque estuvo también rodeada de amigos, buen ambiente y, sin que sirva de precedente, buen tiempo!!
Keep on Rockin’!
Dr. Pretorius