Cuando una banda no se define por un estilo en concreto pueden suceder dos cosas: que no guste a casi nadie o que guste a mucha más gente de la esperada. Y en este hecho influyen multitud de factores.
En primer lugar el rock es un arte, no lo olvidemos. Y por ello los artistas requieren de inspiración a la hora de crear. Pero para poder crear es necesario un cierto nivel técnico en el arte a desarrollar.
Por qué cuento todo esto? Os preguntaréis. Porque trato de ver el show de los Zigarros en el ARF desde una perspectiva objetiva para comprender por qué me gustó tanto cuando facturan un rock que no es lo que yo llamo “mi estilo”.
Para comenzar, estos muchachos tienen la actitud correcta que hay que tener cuando se pisa un escenario, y más si ese escenario es el del festival rockero por excelencia de este país. Salen a matar desde el minuto 1 hasta la última nota de la última canción, sin tregua. “Pero actitud tienen muchas otras bandas”, pensaréis. Qué más nos ofrecen los Zigarros?
Pues estos muchachos tienen un nivel técnico instrumental elevado. Los hermanos Álvaro y Ovidi Tormo son muy buenos guitarristas, Ovidi además canta bien, y la base rítmica formada por Natxo Tamarit al bajo y Adrián Ribes a la batería tiene una pegada y un groove brutal. “Pero técnica tienen muchas otras bandas”, pensaréis. Qué más nos ofrecen los Zigarros?
También tienen unas letras bastante curradas, apegadas al espíritu básico del “sexo, drogas y rock and roll”, pero que en muchas ocasiones pueden dar lugar a distintas interpretaciones, lo que hace que el oyente empatice mucho más fácilmente con la canción. Y considerando que el nivel medio del conocimiento del idioma anglosajón en este país lo marca gente como Emilio Botín y Sergio Ramos, no está mal que nos canten y que sepamos lo que nos dicen. “Pero buenas letras tienen unas cuantas bandas (no demasiadas)”, pensaréis. Qué más nos ofrecen los Zigarros?
Ahora viene la madre del cordero. Los Zigarros absorben una gran variedad de influencias, entre las que podemos destacar los grupos que de verdad hicieron buena música en castellano en los 80’ y 90’, pero a las que hay que añadir desde el rock’n roll 50’s, hasta el hard y el punk más 70’s con pinceladas incluso del sonido de la british invasion 60’s. Y en qué se traduce eso? Pues en canciones sencillas, pegadizas, muchas de ellas singles en potencia, música que mola escuchar y que te hace moverte de los pies a la cabeza.
El background musical que posee el grupo en su conjunto y cada uno de sus músicos en particular hace que no sólo sepan tocar sus instrumentos, sino que saben qué es lo que tienen que tocar y cuándo lo tienen que tocar. Así, por ejemplo, Adrián, el batería, es brutal, pero no por ello se dedica a hacer fills a semifusas cada dos compases. No hubo más que un par de fills espectaculares en todo el show, en el tema “Voy a bailar encima de ti”. Por qué? Porque las canciones así lo requerían. Y lo mismo se puede aplicar al bajo de Natxo y a las guitarras de Álvaro y Ovidi.
Y por último, algo que yo considero FUNDAMENTAL pero que a priori puede pasar bastante desapercibido, es que las melodías vocales de sus canciones son muy buenas. Normalmente el rock en castellano suele tener melodías vocales que dan vergüenza ajena, pero en las canciones de los Zigarros no sucede así, sino más bien al contrario. Canciones como “Desde que ya no eres mía” o “Tras el cristal” son un claro ejemplo de ello.
A todo esto hay que añadir un gusto exquisito por parte de los guitarristas a la hora de definir el sonido de la banda. Álvaro se equipa con un ampli Marshall Bluesbreaker al que enchufa una preciosa Les Paul con trémolo Bigsby, mientras que Ovidi tiene un cabezal Marshall con un 2×12” al que enchufa una Fender Telecaster de esas con selletas dobles en el puente que no hay quien las quinte, con más años que la tarara. Y la combinación del sonido denso y gordo de las guitarras solistas de Álvaro con el sonido agudo y afilado de las rítmicas de Ovidi crean una mezcla sónica inmejorable.
Pero no todo va a ser bueno en el universo Zigarros. En mi opinión hay demasiadas canciones en su disco de debut basadas en la fórmula I-IV-V, lo que en ocasiones da una ligera sensación de linealidad al trabajo. Esto en si mismo tampoco es malo, Chuck Berry ha cimentado su carrera al completo en esa fórmula y nadie le critica, pero estoy convencido (porque lo han demostrado) de que estos chicos pueden dar un poco más de sí en cuanto a composición con otras secuencias de acordes.
Otra cosa que no ha terminado de convencerme es que han “adaptado” el riff de “It’s a long way to the top (if you wanna rock’n roll)” de AC/DC para utilizarlo en dos canciones distintas! (“No obstante lo cual” y “Dispárame”). Me parece totalmente loable que utilicen ese riff, pero en dos canciones de un mismo disco creo que es un poco exagerado.
Mención especial merece la producción llevada a cabo por Carlos Raya. Se escucha todo perfecto, todo en su sitio, los sonidos de guitarra son los idóneos para cada canción, con el punch perfecto, sin excesiva saturación y sin los agudos punzantes tan de moda últimamente.
En Resumen, una gran banda con un disco de debut que es de muy agradable escucha, un directo muy entretenido y, lo que es más importante, un potencial de progresión enorme. Espero volver a disfrutar pronto de su directo!
Keep on rockin’!
Dr. Pretorius