Aunque Amann & The Wayward Sons pueden considerarse todo unos veteranos de la escena local, aún no los había escuchado, ni en disco ni en directo. Pero acaba de llegar a mis manos ésta su última obra, Hymns Of Hope And Rage, y creo que se merece una reseña. Para ello he preferido no documentarme escuchando sus anteriores trabajos, sino mantener mis orejas vírgenes para no «intoxicar» mi opinión de este discazo.
Lo escuchado aquí se sale de mi zona de confort, por lo que es posible que lo que leáis se acerque muy poco a la realidad.
En primer lugar, si tratase de dar una imagen global de lo escuchado con pocas palabras, diría que Amann y sus hijos rebeldes suenan como si Bruce Springsteen y la E Street Band hubiesen surgido en los años 80 o 90. Lo digo porque el sonido global de la banda es denso como el de la banda de la calle E. Es el estilo característico de la banda de Bruce, donde todos los instrumentos se entremezclan para hacer crecer las canciones. Y esas canciones tienen todas una calidad incuestionable. Solo que aquí la producción es mucho más moderna, sobre todo en lo que a voces y guitarras se refiere.
Los sonidos de guitarra están bastante procesados, con kilos de delay en muchos casos. Y algo similar ocurre con las voces, lo que unido a la forma de cantar de Pablo Amann hace que el disco tenga un cierto aire atmosférico muy ochentero/noventero. Porque, a pesar de lo que he dicho, la forma de cantar de Pablo no se parece en nada a la del bueno de Bruce. Pablo canta sin tanta energía (habrá pocos cantantes con tanta energía como Springsteen cantando). Pero la modulación y la afinación de Pablo son impecables. En cierto modo me recuerda a Gerry Rafferty, en el sentido de que canta fácil, parece que sin esfuerzo, pero realmente no es fácil cantar así.
Si profundizamos un poco más en cada canción, nos encontramos sonidos e influencias muy diversas.
Devil Knows My Name es puro Black Sabbath, con un riff de esos densos y adictivos tan típicos de Tony Iommi.
Feel It In My Bones tiene un aire muy a The Cult, con ese rock atmosférico de calidad típico de finales de los 80 y principios de los 90.
I Just Gonna Go My Way es un blues rock de libro. Casi me atrevería a decir que si Free o Bad Company estuviesen hoy en activo su música se parecería mucho a lo que escuchamos en este tema.
Once I’m Gone es un soul que comienza delicadamente con unos teclados que soportan el peso de la canción junto a la voz de Pablo. Poco a poco va creciendo con una guitarra muy bluesera para acabar con un crescendo gospel en la onda del You Can’t Always Get What You Want de los Stones, pero sin subir tan alto como en éste.
https://www.youtube.com/watch?v=rCcYD-ctG2s
Train To Mars comienza con un simple pero sumamente adictivo riff de guitarra que avanza hacia una amalgama sónica donde los sonidos desquiciados y la melodía se entremezclan a la perfección. Temazo.
Under Pouring Rain, si me dicen que es un tema de Rival Sons con otro cantante, me lo creo. Porque tiene algunos de los ingredientes que caracterizan a las canciones más emblemáticas de los californianos. Riffs de guitarra con un denso sonido retro, combinado con una guitarra rítmica de sonido limpio, un solo de apariencia simple con toneladas de reverb y delay…
Something Higher es un blues rock de corte más moderno, con un cierto aire a Joe Bonamassa, para que os hagáis una idea. La instrumentación y los arreglos de este tema son sumamente buenos. Hay unos sintetizadores que suenan a Hammond muy chulos y unas voces al final del tema también de gran calidad.
El disco finaliza con la versión acústica de Feel It In My Bones, que realmente no se parece a la eléctrica. Si antes hacía la comparación con Springsteen, digamos que este tema estaría en su Nebraska. Una canción de toques oscuros que podría haber aparecido en cualquier episodio de Peaky Blinders.
Una vez descubierta esta banda, ahora toca bucear en sus anteriores obras. Como se acerquen al nivel de este Hymns Of Hope And Rage las voy a disfrutar sobremanera.
Keep On Rockin’!
Dr. Pretorius
